De Alcoholemia
Davina Pazos
Si dejara mi vicio, qué sería,
a dónde iría a parar, con qué cretino,
qué tardes negras,
qué noches invadidas de silencios.
Espanto de llegar a cualquier mano,
al pecho que no sabe de resacas
y late como late una jauría
de perros muertos.
Mi vicio, si lo dejo, qué osadía,
qué sangre encaramada a los deseos
extrañaría; náufrago de mí
y yo sin vicio
cabeza de una estatua enmohecida,
yo brasero, sin él, sin brasa,
qué cosa simple, yo, si no lo tengo,
a dónde iría a parar, con qué cretino.
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